Los desniveles, adoquines sueltos y hierros oxidados constituyen un peligro al transitar. El espacio público a 200 metros de la Municipalidad resulta un problema sin resolver hace un año y una muestra de la desidia política.
A semanas del inicio de una nueva temporada de verano, las veredas de la plaza San Martín, a 200 metros de la Municipalidad, mantienen el mismo estado lamentable del verano pasado. Se trata de la ya “famosa” obra de reparación que insólitamente primero se inició y más tarde se licitó, a la inversa del proceso legal correspondiente.
Desafortunadamente, el problema no pasa solo porque la obra haya quedado inconclusa. La situación excede lo administrativo y la desproligidad legal con la que actuó el gobierno de Carlos Arroyo, licitando el arreglo para evitar el juicio que se predispuso a hacerle una vecina tras caerse gracias a las baldosas rotas. En la puerta de la temporada, el estado de la vereda es desastroso y conlleva un peligro inminente.
Baldosas flojas, trozos de cordón hecho trizas, pesados pedazos de adoquín sueltos que se vuelven trampas al caminar o esperar el colectivo, fierros oxidados en punta, una tapa de Obras Sanitarias que se vuelve un grueso desnivel, basura, desidia y cemento resquebrajado. Todo esto coincide y convive por desgracia en sectores de la plaza que lleva el nombre del padre de la Patria.
Mientras el municipio lleva enviadas unas 18.000 intimaciones a contribuyentes de General Pueyrredon para que reparen sus veredas, la plaza San Martín en general y la esquina de Luro y San Luis en particular, exponen un considerable grado de dejadez.
Personas con dificultades motrices, adultos mayores y madres con carritos de bebés terminan haciendo verdaderas acrobacias para esquivar los hondos pozos y desniveles sobre la vereda.
“Eso está así desde el año pasado, es un peligro”, comentó al pasar una mujer a LA CAPITAL. Y su doble afirmación, es cierta.
Cuando en febrero LA CAPITAL reveló que una señora se cayó en la plaza San Martín y amenazó con hacerle un juicio de la Municipalidad, el gobierno salió rápido a contratar a una empresa en forma directa para que reparara las veredas en busca de evitar cualquier consecuencia judicial.
Sin embargo, la empresa finalmente no completó el trabajo para evitar quedar salpicada por la polémica. Hace poco, el Concejo Deliberante volvió a intervenir en el tema y se reanudó el tratamiento de un proyecto vinculado a la ejecución la obra pública de las veredas de avenida Luro entre Mitre y San Luis.
Parece insólito. Una vereda. Una plaza a dos cuadras de la Municipalidad en la capital turística de la Argentina, resulta un problema, un peligro y una muestra de la desidia política.
Más de cinco kilos pesan algunos de los pedazos de vereda rotos que yacen junto a la parada de colectivo ubicada en Luro y San Luis. Más de 10 centímetros tiene el desnivel entre el suelo y la tapa de OSSE llena de basura y yuyos que crecen desde adentro, junto a la punta de un hierro en punta. Casi en 45 grados quedaron el asfalto y la alcantarilla de San Martín y San Luis.
En la misma cuadra hay al menos tres bases de farolas arrancadas, de las cuales apenas quedan fierros oxidados y cables pelados a la intemperie, entre basura y telarañas.
“Saquen fotos, esto es un desastre, no se puede ni pasar, mirá lo que tengo que hacer”, dijo otra mujer al bajar el desnivel que hay de la vereda al asfalto de la calle San Luis y sentir el golpe del carrito de su bebé contra el cemento.
El deterioro se extiende hacia el interior de la plaza San Martín, con sectores que exhiben más roturas, basura y dejadez.
Junto a la fuente de la Peatonal y San Luis se exhibe un gran cartel que anuncia la inversión de 6,8 millones de pesos realizada por la Municipalidad de General Pueyrredon para la “reconstrucción de la vereda de la Plaza San Martín” con un plazo de obra de 180 días que caducó hace meses. Al caminar por el lugar todo indica que hasta ahora sólo se invirtió en el cartel. Aunque está torcido, como el cesto de basura ubicado detrás.
De veredas y licencias
Cabe señalar también que como anticipó semanas atrás LA CAPITAL, en lo que constituye un hecho insólito y sin comunicación por parte de la administración municipal, las multas labradas por agentes de la Subsecretaría de Inspección General ante veredas en mal estado, figuran entre los vecinos como “infracciones pendientes” al intentar tramitar la licencia de conducir, y por ende deben ser saldadas antes de solicitar turnos. Lo mismo ocurre con algunas multas por cuestiones comerciales.
Pese a que claramente no se trata de una multa por una infracción de tránsito, la judicialización de las cédulas de notificación enviadas por Inspección General por roturas de vereda tienen repercusión directa en un trámite que corresponde a la Subsecretaría de Transporte y Tránsito.
Los vecinos ya se preguntan si los integrantes del gobierno municipal pueden tramitar debidamente su registro de conducir ante la polémica y el deterioro de las veredas públicas, problema que claramente excede a la desidia que se registra en Luro y San Luis y que se extiende a buena parte de la ciudad.
-El insólito caso del asfalto destrozado a un metro del arreglo de la Peatonal